La denominación comercial de un trabajador autónomo es el nombre bajo el cual desarrolla su actividad empresarial o profesional, y suele ser el término que lo identifica ante el público.
A diferencia de la razón social, que en el caso de un autónomo es su propio nombre y apellidos, el nombre comercial es una elección personal que puede reflejar la marca o el tipo de servicios ofrecidos.
A diferencia de la razón social de una empresa, el nombre comercial no está sujeto a formalidades legales tan rigurosas y no requiere su registro en el Registro Mercantil. Sin embargo, debe ser único y no debe generar confusión con otros nombres comerciales ya registrados.
Contar con una denominación comercial es una decisión estratégica que puede contribuir a que una marca comunique su identidad, su propósito y su enfoque en el mercado.
Por lo tanto, se trata de una herramienta fundamental para destacarse y promover una empresa, si bien depende de la naturaleza de la actividad de cada autónomo decidir si conviene registrar su marca comercial o si es suficiente con utilizar la razón social.
Aunque un trabajador autónomo puede optar por registrar su denominación comercial, es esencial resaltar que, en las facturas, la razón social es un requisito obligatorio, mientras que la inclusión del logotipo o del nombre comercial es opcional.
Normalmente, el nombre comercial se utiliza en actividades de publicidad, papelería comercial y otros aspectos vinculados al negocio del autónomo.
No obstante, si posees un nombre comercial con un logotipo y deseas emitir una factura profesional y atractiva, puedes incluirlos e incluso emplear tus colores corporativos.
No obstante, ten presente que esto no exime la obligación de incluir tus datos de facturación: nombre y apellidos, NIF y dirección completa.
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