Una menor carga impositiva y la no obligación de declarar ingresos generados en el extranjero son tan solo algunos de los beneficios de la conocida como “Ley Beckham” o “Ley de Impatriados” para extranjeros que trabajan en España. Este es un resumen muy simplificado, pero si deseas obtener información detallada… ¡sigue leyendo!
Hasta aproximadamente el año 2005, los extranjeros que llegaban a España y permanecían en el país por un período superior a 6 meses al año (es decir, más de 183 días), eran considerados residentes fiscales.
En esta situación, se generaban diversas obligaciones tributarias para estos individuos. En particular, existían dos que generaban cierta controversia:
Lo que pasaba es que numerosos extranjeros manifestaban su descontento por la carga tributaria en España, y es por esta razón que surgió la conocida como Ley Beckham.
La Ley Beckham, oficialmente denominada como el Régimen Especial de Trabajadores Desplazados a Territorio Español según la Ley del IRPF, establece un marco fiscal especial que proporciona un tratamiento tributario más favorable para aquellos que trasladan su residencia a España debido a motivos laborales, lo cual resulta en beneficios fiscales.
Dentro de las ventajas destacadas, se destaca que los sueldos están sujetos a una tasa fija del 24% hasta 600.000 euros (a partir de ese monto, el gravamen es del 47%), y que solo los ingresos obtenidos en España se gravan en el país (a excepción de los salarios).
Aunque la adopción de este régimen es opcional, es necesario cumplir ciertos requisitos para solicitarlo. Aquellos interesados en optar por este régimen especial deben presentar una solicitud ante la Agencia Tributaria, donde se demuestre el cumplimiento de los requisitos establecidos. Una vez revisada la documentación, la Agencia decidirá si aprueba la solicitud.
En caso de aprobación, el régimen se aplica durante un período de 6 años, aunque existe la posibilidad de cancelarlo antes. Este régimen fiscal resulta altamente ventajoso para quienes cumplen con los requisitos, ya que la Ley Beckham busca, principalmente, atraer a trabajadores cualificados hacia España.
En cuanto a su denominación, el nombre proviene del futbolista David Beckham, quien fue uno de los primeros en beneficiarse de esta ley.
Es importante subrayar que, aunque el contribuyente puede elegir si desea adherirse o no a la Ley Beckham, en caso de optar por hacerlo, deberá cumplir con determinados requisitos, como se detalla a continuación:
El interesado en solicitar el régimen no puede haber sido considerado residente fiscal en España en los últimos 10 años.
Resulta esencial que exista un nuevo empleo que justifique el traslado a España. Hay varias opciones para satisfacer este requisito, si bien es imperativo que haya una ocupación laboral en España.
El solicitante del régimen no debe generar ingresos a través de un establecimiento permanente en territorio español. Aunque los límites del concepto de establecimiento permanente pueden ser ambiguos, básicamente indica que el solicitante no puede llevar a cabo una actividad por cuenta propia (como un autónomo o un trabajador independiente, por ejemplo).
Cumplir con una serie de plazos es de suma importancia: plazo para mudarse a España, para comenzar el empleo, para solicitar el régimen, entre otros. Por esta razón, lo más recomendable es planificar todos estos aspectos con cierta antelación.
La Ley Beckham constituye un régimen fiscal especial que permite una tributación en línea con la de los no residentes, lo que implica principalmente la aplicación de tasas impositivas más reducidas y la obligación de tributar únicamente por los ingresos generados en territorio español.
La principal característica beneficiosa de la Ley Beckham radica en que la base imponible general (que engloba las rentas laborales, alquileres, etc.) se somete a una tasa prácticamente constante del 24%, hasta un límite máximo de 600.000 euros.
El monto que exceda esta cifra tributa al 47%. En contraste, si no se aplicara la Ley Beckham, dicha base imponible general estaría sujeta a un impuesto progresivo, con tasas que podrían llegar a casi el 50%.
Uno de los beneficios principales que la Ley Beckham proporciona es que solo las rentas obtenidas en España están sujetas a tributación. Existe únicamente una excepción, que son las rentas laborales. Con el régimen estándar, todas las rentas a nivel mundial estarían sujetas a imposición en España.
El Impuesto sobre el Patrimonio es un tributo que grava el valor neto del patrimonio global del contribuyente. La ventaja de la Ley Beckham radica en que solo se gravaría el valor neto de los bienes situados en territorio español.
Dado que la Ley Beckham establece un régimen en el que el contribuyente es tratado de forma similar a un no residente fiscal, una de las implicaciones es que no será necesario presentar el Modelo 720, que es la Declaración de Bienes en el Extranjero.
De manera análoga a otros regímenes tributarios, la Ley Beckham presenta también algunas contras, entre las cuales sobresalen las siguientes:
Quienes opten por este régimen no podrán aprovechar la mayoría de los acuerdos de doble imposición.
Otra desventaja es que no se podrá acceder a los beneficios fiscales establecidos para el resto de contribuyentes bajo el régimen estándar, como la deducción de gastos de la Seguridad Social.
Quienes elijan este régimen tampoco tendrán derecho a la exención de la indemnización por despido. De igual manera, no podrán beneficiarse de la deducción por número de descendientes o familiares.
En esencia, cualquier extranjero que se mude a España y se encuentre en alguna de las siguientes circunstancias:
No obstante, los siguientes individuos están excluidos:
Una vez verificado el cumplimiento de los requisitos establecidos, se debe presentar la solicitud mediante el formulario 149 durante los primeros 6 meses a partir de la inscripción como empleado de una empresa en España. Es decir, a partir de la afiliación a la Seguridad Social. En caso contrario, un retraso podría resultar en la negación de la solicitud y sus ventajas.
Adicionalmente, es necesario comunicar a la Agencia Tributaria a través del modelo 149, completando la siguiente información:
A partir de ese momento, el contribuyente disfrutará de los beneficios de esta ley durante un periodo de 6 años, durante los cuales deberá presentar anualmente sus declaraciones de impuestos como no residente utilizando el modelo 151.
Los contribuyentes acogidos a este régimen especial están obligados a presentar y suscribir la declaración del IRPF utilizando el modelo 151, de manera electrónica, en general, y dentro del plazo establecido para presentar la declaración de IRPF en cada ejercicio fiscal.
Previamente, es necesario estar inscrito en el Censo de Obligados Tributarios. En caso contrario, es imprescindible solicitar el alta en dicho Censo mediante la presentación de la correspondiente declaración censal (modelo 036).
Ahora bien, ¿si uno se acoge a la Ley Beckham, debe presentar esta declaración? No, si se tiene el régimen especial aprobado, hay que presentar el modelo 151 en lugar de la declaración de impuestos estándar que todos conocemos.
Indudablemente, la implementación de esta ley conlleva ventajas notables y ciertas desventajas, por lo que su análisis debe realizarse caso por caso. Este proceso permitirá, en primer lugar, verificar el cumplimiento de los requisitos y, en segundo lugar, evaluar si los beneficios superan las desventajas.
En el evento de que se satisfagan los requisitos y tras haber llegado a la conclusión de su viabilidad, el siguiente paso consistirá en preparar la solicitud para acogerse a la Ley Beckham. Dicha solicitud exige la presentación de una serie completa de documentos, los cuales deben ser presentados correctamente para que la Agencia Tributaria acepte la solicitud, dado que, en caso de rechazo, no se tendrá la oportunidad de volver a solicitarlo.
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