¿Alguna vez te has encontrado con un error en una factura y has tenido que corregirlo? Como autónomo, puede que hayas pasado por esto. Pero hay una gran diferencia entre un simple error y una factura falsa.
Aquí te explicamos de forma sencilla qué son las facturas falsas, cómo identificarlas y qué consecuencias pueden tener para que no te lleves un disgusto.
Una factura falsa es una factura que no refleja una transacción real. Es decir, no respalda la compra o venta de ningún producto o servicio. Estas facturas suelen tener el propósito de inflar gastos o buscar beneficios, como obtener una subvención.
Emitir facturas falsas es ilegal y conlleva sanciones. Vamos a ver cómo puedes detectarlas.
Aunque a veces pasan desapercibidas, hay ciertas señales que pueden hacerte sospechar de una factura falsa:
Además, si hay dudas, se recomienda verificar si el emisor está registrado en el censo de empresarios, o si el tipo de servicio que factura no coincide con su actividad (por ejemplo, una empresa de pavimentos que emite facturas de desarrollo web).
Si se te pasa por alto detectar una factura falsa, es muy probable que Hacienda lo descubra. Esto puede suceder si detectan que una empresa declara una factura que otra no, lo que suele levantar sospechas.
Además, Hacienda realiza inspecciones en las que solicita documentos adicionales y emplea inteligencia artificial para identificar patrones sospechosos.
¿Se puede ir a la cárcel por facturas falsas? Hay que tener en cuenta que la creación y emisión de facturas falsas puede constituir un delito penal de falsedad en documento mercantil, que puede castigarse con penas de prisión de hasta seis años de prisión.
Sea como fuere, la Ley General Tributaria impone multas que varían según la situación:
Los riesgos de emitir facturas falsas van mucho más allá de tener que devolver el dinero recibido. Es lógico, ya que de no haber consecuencias adicionales, cualquiera podría intentar beneficiarse sin preocuparse.
Estos son los peligros de recurrir a facturas falsas para obtener el paro.
Emitir facturas falsas es un delito serio de falsificación de documentos, con posibles consecuencias legales graves. Podrías enfrentarte a multas altas e incluso a penas de cárcel, dependiendo de la normativa en tu país.
No hay manera de evadirlo: usar facturas falsas para recibir ayudas del paro constituye un fraude a la Seguridad Social. Cuando las autoridades detectan esta práctica ilegal, pueden sancionarte, obligarte a devolver el dinero recibido de manera indebida e incluso iniciar un proceso legal en tu contra.
Si te descubren utilizando facturas falsas, podrías perder el derecho a recibir el subsidio de desempleo y tendrías que devolver cualquier importe recibido. Esto también puede afectar tus futuras solicitudes de ayudas o beneficios.
Además de ilegal, emitir facturas falsas es una falta de ética. Si se llega a saber, tu imagen personal y profesional se verá seriamente afectada, y personas como clientes, proveedores y empleadores podrían dejar de confiar en ti.
Puede que, si no tienes un negocio y solo buscabas acceder a estos fondos, esto te importe menos. Pero a largo plazo, es una mancha en tu trayectoria profesional que será difícil de borrar. ¿Quién querría contratar a alguien que intenta aprovecharse de ayudas pensadas para apoyar a nuevos emprendedores?
Algunos casos de facturas fraudulentas implican aumentar los gastos de la empresa para deducirlos en impuestos.
En ocasiones, esto requiere alterar los conceptos o describirlos de forma ambigua, de manera que Hacienda no pueda determinar fácilmente a qué corresponden.
Esto puede ser un problema en caso de una auditoría, ya que podrías no tener manera de probar que esos gastos están realmente relacionados con tu actividad.
Otro ejemplo común de facturación engañosa es la compensación obtenida de un seguro contratado para el inmueble en el que se realiza la actividad profesional.
La idea es aumentar el monto reclamado para recibir una suma mayor del seguro.
Así, al solicitar la factura por un trabajo de pintura o una reforma, se puede pedir que se incremente el precio.
Sin embargo, esta práctica implica el riesgo de enfrentar problemas graves.
Como hemos visto, emitir facturas falsas es ilegal y conlleva varios riesgos.
Uno de ellos es que, en una revisión, estas facturas podrían ser descubiertas, y afrontarías una multa considerable, haciendo que el intento de beneficiarse no valga la pena.
Además, esta práctica puede afectar a tu imagen profesional, haciendo que pierdas clientes y, en consecuencia, tus ingresos se vean reducidos.
Por eso, lo mejor es siempre actuar correctamente y buscar ayuda de profesionales como Asesorae en caso de dudas para estar más tranquilo.