La suscripción de un contrato mercantil puede resultar una decisión muy provechosa tanto para los autónomos como para las empresas que desean llevar a cabo un proyecto específico.
Este tipo de contrato brinda una serie de ventajas significativas para ambas partes, que difieren en múltiples aspectos del contrato laboral típico empleado-asalariado.
A continuación, detallaremos los elementos que deben estar presentes en un contrato mercantil, cuándo es apropiado su uso y las responsabilidades que conlleva para los trabajadores autónomos.
El contrato mercantil para autónomos es un instrumento legal que establece la relación comercial entre un trabajador autónomo y una empresa. Constituye una modalidad que permite a las empresas contratar los servicios de un trabajador autónomo sin incluirlo en su plantilla de empleados.
A pesar de que se asemeja en ciertos aspectos a un contrato laboral para un empleado asalariado, el contrato mercantil presenta notables diferencias en la relación entre el trabajador autónomo y la empresa.
De acuerdo con la legislación vigente, al optar por esta modalidad, el trabajador autónomo debe estar registrado en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) y asumir el pago de sus cotizaciones a la Seguridad Social. Esto se debe a que la empresa no está obligada a cubrir bajas laborales, otorgar vacaciones, proporcionar indemnizaciones o finiquitos.
En un contrato mercantil, la empresa únicamente abona los servicios prestados por el trabajador autónomo, siendo el propio trabajador quien se encarga de gestionar cualquier ausencia o el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social.
Para que un contrato mercantil sea válido desde el punto de vista legal, es necesario cumplir una serie de requisitos fundamentales.
En primer lugar, el trabajador autónomo debe estar debidamente inscrito en el RETA y cumplir con sus obligaciones de cotización tanto ante Hacienda como ante la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS). Contrariamente a lo que sucede en un contrato laboral, la parte que contrata al autónomo queda exenta de esta responsabilidad.
En cuanto a la transacción económica, esta debe quedar reflejada mediante una factura que incluya el correspondiente IVA y, en caso necesario, la retención de IRPF, ya que no se emite una nómina en este tipo de contrato.
Adicionalmente, el trabajador autónomo debe contar con sus propios recursos y medios de trabajo para llevar a cabo las tareas asignadas, dado que no es un empleado de la empresa, sino un profesional externo con el que se formaliza el contrato mercantil.
Un contrato mercantil requiere incorporar toda la información y las aclaraciones que sean acordadas por las partes involucradas. Sin embargo, existen requisitos mínimos esenciales que deben cumplirse para que el documento posea validez legal.
Las partes que deben estar presentes en un contrato mercantil a fin de que sea reconocido como válido por las autoridades incluyen:
La distinción fundamental entre el contrato mercantil y el contrato laboral, como se indicó previamente, radica en que, en el caso del contrato laboral, se establece una relación de subordinación del trabajador hacia la empresa empleadora.
Cuando un trabajador se registra en el Régimen General de la Seguridad Social, se somete a la autoridad de la empresa que lo contrata, recibe los recursos proporcionados por el empleador para llevar a cabo sus tareas profesionales y percibe una remuneración fija a través de una nómina.
Cuando se abordan las ventajas del contrato mercantil, en términos generales se puede afirmar que ofrece beneficios significativos para ambas partes involucradas.
En el caso de la empresa, por un lado, se evita la obligación de costear los pagos de Seguridad Social e IRPF para la persona contratada, ya que esta asume dichas responsabilidades al actuar como autónomo.
Dado que el contratado no es un empleado en nómina, la empresa o el empleador queda eximido de gastos relacionados con bajas laborales, vacaciones, indemnizaciones o compensaciones por despidos.
En cuanto al trabajador autónomo que presta sus servicios, cabe destacar que, al basar su actividad en proyectos formalizados mediante contratos mercantiles, puede construir una extensa cartera de clientes en calidad de profesional independiente. De este modo, compensa este enfoque laboral al disfrutar de autonomía como su propio jefe, flexibilidad horaria y la posibilidad de alcanzar realización personal en su labor.
También es importante señalar algunas desventajas al formalizar un contrato mercantil, a pesar de los beneficios previamente mencionados tanto para el trabajador autónomo como para la empresa.
Entre las posibles desventajas que pueden surgir en un contrato mercantil se incluyen:
A diferencia de un contrato laboral, al finalizar un contrato mercantil, el trabajador autónomo no tiene derecho a prestaciones por desempleo. Sin embargo, cabe mencionar que podrá recibir una indemnización si esta se acordó previamente en el contrato mercantil al momento de su firma, aunque no se trata de un subsidio de desempleo.
Por otro lado, los contratos mercantiles conllevan trámites fiscales independientes, por lo que es fundamental llevar un registro actualizado de las finanzas para cumplir con todas las obligaciones tributarias de manera efectiva.
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