El procedimiento contable completo resulta bastante complejo, especialmente en ciertos momentos del año fiscal. Uno de los momentos más delicados se presenta al finalizar el ejercicio.
Entender cómo contabilizar las reservas es uno de los aspectos fundamentales en la distribución de beneficios de la empresa.
Las reservas son cuentas que presentan saldo acreedor y se establecen para hacer frente a posibles contingencias que puedan surgir en la empresa. Pueden ser reservadas para pérdidas futuras o depreciación.
Además, las reservas de una empresa pueden considerarse como beneficios retenidos, una porción de las ganancias que se apartan para mantener una posición financiera sólida.
Normalmente se emplean para adquirir nuevos activos, saldar deudas pendientes o financiar expansiones, primas y dividendos.
Es posible que con estas definiciones no haya quedado claro si las reservas son activo o pasivo. En realidad, forman parte del patrimonio neto de la empresa, incluido dentro de su pasivo.
A pesar de que todas las reservas están en el patrimonio neto, hay distintos tipos:
Entre dichos tipos de reservas, están las disponibles e indisponibles. Por ejemplo, las reservas por acciones son indisponibles, mientras que las reservas por capital amortizado son disponibles.
Al contabilizar las reservas en la distribución de beneficios, lo primero que debemos considerar son las obligaciones establecidas por la Ley y los estatutos de la sociedad.
En este sentido, es importante tener en cuenta los siguientes límites antes de distribuir los beneficios:
Si se cumplen todos estos requisitos y se ajusta a lo estipulado por la legislación mercantil, especialmente en lo referente a dotar la reserva legal hasta alcanzar el 20% del capital, será competencia de la Junta General decidir si se compensan los resultados negativos de ejercicios anteriores o no. Sin embargo, si las pérdidas de ejercicios anteriores provocan que el patrimonio neto de la sociedad sea inferior al capital social, será obligatorio destinar los beneficios a compensar esas pérdidas.
El destino de los remanentes después de aplicar lo anterior dependerá de la decisión de la Junta General. Por lo general, se suelen destinar a dividendos para socios y accionistas o a la creación de reservas voluntarias, que posteriormente pueden distribuirse como dividendos o utilizarse para inversiones.
Si tienes dudas sobre cómo contabilizar reservas en la distribución de beneficios correctamente, contacta con el equipo de profesionales de Asesorae y te las resolveremos a la mayor brevedad posible.