Los dividendos constituyen una pieza fundamental en la operativa de cualquier empresa, dado que reflejan el mecanismo mediante el cual las sociedades reparten una porción de sus utilidades entre sus accionistas. Por consiguiente, al momento de su distribución, resulta esencial comprender su tratamiento contable para garantizar su conformidad con las normativas contables aplicables en España.
¿Qué son los dividendos?
Los dividendos son un término financiero que describe los pagos que las empresas otorgan a sus accionistas, derivados de las utilidades distribuidas, como una manera de retribuir la inversión.
Estos dividendos pueden ser entregados en efectivo o en forma de acciones adicionales, y su periodicidad varía, siendo usualmente trimestral o anual. La junta directiva de la empresa determina el momento y la cantidad de los dividendos a pagar, comunicando estas decisiones en la fecha de declaración.
Aspectos previos a tener en cuenta
El apartado 2 del artículo 273 de la Ley de Sociedades de Capital estipula que los dividendos solo pueden ser repartidos utilizando el beneficio del ejercicio o reservas disponibles, bajo las siguientes condiciones:
Se deben haber cumplido las obligaciones legales y estatutarias previamente establecidas.
El valor del patrimonio neto no debe ser, ni tras el reparto, inferior al capital social. En caso de pérdidas acumuladas de ejercicios anteriores que reduzcan el patrimonio neto por debajo del capital social, los beneficios se dirigirán a compensar estas pérdidas.
Además, en este mismo apartado del artículo 273 se establece que los beneficios imputados directamente al patrimonio neto no pueden ser distribuidos, ni de forma directa ni indirecta.
Cuentas contables relacionadas con la contabilización de dividendos
La contabilización de los dividendos varía según si la empresa distribuye sus beneficios entre los accionistas o posee participaciones en otras empresas. En el primer caso, los registros contables son los siguientes:
557 – Dividendo activo a cuenta: se utiliza para registrar los dividendos anticipados que la empresa decide distribuir entre sus accionistas antes de la aprobación de las cuentas anuales en la Junta General. Estos dividendos se pagan con base en las ganancias generadas hasta ese momento y constituyen un anticipo del dividendo final que se espera distribuir una vez finalizado el ejercicio fiscal y aprobadas las cuentas. El uso de esta cuenta refleja la obligación de la empresa de pagar una parte del dividendo antes de conocer el beneficio neto del ejercicio.
526 – Dividendo activo a pagar: se emplea para representar los dividendos oficialmente declarados por la junta directiva, pero aún no desembolsados a los accionistas. Se activa desde que la junta aprueba el pago del dividendo y se determina el monto a distribuir hasta el momento en que se realiza el pago efectivo.
En el caso de los dividendos a recibir, las cuentas son:
545 – Dividendos a cobrar: se utiliza para registrar los montos correspondientes a los dividendos declarados por otras entidades en las que la empresa tiene participaciones y que están pendientes de cobro. Esta cuenta refleja el derecho de la empresa a recibir esos dividendos una vez que han sido anunciados por la entidad distribuidora, pero antes de que se realice el pago efectivo.
760 – Ingresos de participaciones en instrumentos de patrimonio: se registra los ingresos que la empresa obtiene como resultado de su participación en el capital de otras entidades. Estos ingresos pueden proceder de dividendos, distribuciones de beneficios u otros rendimientos derivados de las participaciones que la empresa posee en los instrumentos de patrimonio de otras compañías.
Si tienes dudas sobre cómo contabilizar los dividendos, contacta con el equipo de profesionales de Asesorae y te las resolveremos a la mayor brevedad posible.