Dentro del entorno empresarial, la adecuada administración de los recursos líquidos es esencial para el logro y la continuidad de cualquier entidad. Ciertos enfoques financieros, como el modelo de Stone, desempeñan un papel vital en este procedimiento, al facilitar la toma de decisiones en el ámbito del departamento de tesorería.
En el presente artículo, exploraremos en detalle el modelo de Stone, examinando su naturaleza, su finalidad, sus metas y su aplicación en situaciones concretas.
El modelo de Stone es una herramienta de gestión de tesorería diseñada para asistir a las empresas en la eficiente administración de sus recursos en efectivo y equivalentes al efectivo. Este enfoque sostiene que los flujos de tesorería son en parte previsibles, permitiendo así su estimación con cierto grado de precisión. Además, el modelo ofrece la posibilidad de incluir activos con vencimiento variable y tasas de interés conocidas y dependientes de dichos vencimientos.
Richard Stone, creador del modelo, comprendió que las empresas operan en un entorno en constante cambio, tanto interno como externo. El modelo de Stone se enfoca en la gestión de los recursos en efectivo como un proceso dinámico y en constante evolución.
Para lograrlo, establece un objetivo de liquidez con dos límites, uno superior y otro inferior. Cuando la liquidez excede alguno de estos límites, se realizan análisis de las previsiones para los próximos días antes de tomar medidas correctivas.
Es uno de los principales modelos de gestión de tesorería, junto al modelo de Baumol y Tobin, el modelo de Miller-Orr y el modelo de Beranek.
El modelo de Stone no solo ofrece un enfoque para gestionar los saldos de efectivo, sino que también brinda una visión más integral de la gestión financiera. Su utilidad abarca diversos aspectos:
El modelo de Stone se plantea diversos objetivos interconectados:
El modelo de Stone, debido a su enfoque integral y adaptable, no se rige por una "fórmula" única y estática como algunos otros modelos financieros. En su lugar, se basa en un conjunto de principios y directrices que orientan la gestión de efectivo.
Por ejemplo, consideremos C1 como el nivel de efectivo previsto para el día siguiente, y LA y LB como los límites superior e inferior, respectivamente. Si C1 se encuentra dentro de los valores de LA y LB, el tesorero no realiza ninguna transacción.
A partir de aquí, se realizan cálculos de proyecciones de tesorería para los días siguientes, y pueden darse dos escenarios:
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